Érase
una vez en el mundo de las ecuaciones dónde había dos reinos: el “reino
de los números” y “el reino de las x”. Los dos reinos tenían siempre el
mismo valor, si no, entre los dos había guerra, cosa que aparte de los
dos reinos, nadie quería.
Para que los dos reinos valiesen siempre lo mismo, había un dragón controlado por el mago Merlín. La misión del Dragón era sustraer o sumar.
Hubo una vez un problema: el mago Merlín enfermó y el Dragón se puso a quitar y poner valores a lo loco y los dos reinos entraron en guerra. El pánico se apoderó de todo el mundo, pero el Dragón que era bueno dijo: “Os pondré una ecuación y si la resolvéis volveré a controlarme”. Y después dijo: la ecuación es:
Para que los dos reinos valiesen siempre lo mismo, había un dragón controlado por el mago Merlín. La misión del Dragón era sustraer o sumar.
Hubo una vez un problema: el mago Merlín enfermó y el Dragón se puso a quitar y poner valores a lo loco y los dos reinos entraron en guerra. El pánico se apoderó de todo el mundo, pero el Dragón que era bueno dijo: “Os pondré una ecuación y si la resolvéis volveré a controlarme”. Y después dijo: la ecuación es:
3x + 2 = 22 – 2x
Enseguida todo el mundo dijo: “El resultado es 4” (si queréis saber como lo hicieron pincha aquí). Como el resultado era correcto el Dragón volvió a controlarse, y si a eso unimos que Merlín se curó, el pueblo quedó muy feliz y la paz volvió a reinar en el “mundo de las ecuaciones”
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